Por Andrea Franulic Depix
Me ha pedido gentilmente Tessa Galeana que escriba para el blog Luna, Escuela de Pensamiento Feminista, del cual ella es editora. Me ha dicho que mi mirada sobre lo que acontece en Chile respecto de las mujeres podría resultar interesante. Entonces, me he puesto a pensar qué podría yo contarles a las amigas mexicanas. Y, bueno, hace algunos días estuve en una transmisión en vivo, en la que intervine brevemente[1]. Se trataba de los reiterados cambios de ministras, su insensatez e inoperancia, para presidir el llamado Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género[2], en el marco del gobierno criminal de Sebastián Piñera.

Insensatez viene etimológicamente de sentir. Son varios los hechos que dan cuenta de un escandaloso no-sentir en cada ministra[3]. Me parece que aquí queda muy bien la figura de la mujer vaginal. Interpretando libremente a las autoras que desarrollan esta visión[4], la mujer vaginal es in-auténtica, porque no conoce, o no quiere conocer, su propio sentir; no quiere, o no puede, mostrarlo mediado por las palabras, porque carece de independencia simbólica de los hombres, pues tan convencida está, o elige estar, de que la vagina es la sede del placer de ellos, que es incapaz de concebir conceptos sin falo[5]. Ha hecho una carrera de escalada al Falo, parafraseando el segundo manifiesto de Revuelta Femenina[6]. La independencia simbólica requiere del entre-mujeres[7] y, al mismo tiempo, nace del sentir de cada una, dándole, a lo sentido, sentidos libres de patriarcado, con palabras, lenguajes, creaciones, sintaxis, relaciones. En esto consiste pensar, pensar con libertad[8]. Las ministras, entonces, piensan como los hombres “piensan”, viven como los hombres viven y practican la política como los hombres la practican[9].
Así, el hombrecito de Piñera asigna a una u otra un cargo que, dicen, debe velar por los derechos humanos de las mujeres. La tercera en ser designada le profesa lealtad (irreal)[10] a uno de los ginocidas[11] y genocidas más despreciados por la historia (no así por la Historia[12]), Pinochet. El hecho es cruel y patético. No demoraron en salir voces feministas a denunciar el atropello que se comete contra las mujeres que sufren violencia y, especialmente, contra aquellas que han muerto en manos de los ginocidas de sus maridos, parejas, ex maridos y ex parejas. Pienso que este hecho, al mismo tiempo, nos debe dar suficientes señas de que la política de los partidos –la del poder, la fuerza y el dinero– está en franca decadencia. La política con poder[13] se ha fagocitado a sí misma, y todo el mundo testimonia su derrumbe. En este país, es muy evidente.
La revuelta social significó sacar a la luz del sol, masivamente, el descreimiento de dicha política que, en Chile, lleva sus marcas propias, pero se trata de un descrédito mundial, acentuado ahora por las coacciones impuestas por los gobiernos neofascistas, a propósito de la pandemia; la cual, al mismo tiempo, se impone sobre estos y los deja dando tumbos. Este descrédito del patriarcado –de sus instituciones e ideologías racistas, misóginas, clasistas; de sus estereotipos de género y, especialmente, de su política sexual– lo trajeron las mujeres al mundo en el último tercio del siglo XX cuando algunas optaron por llevar a cabo una revolución simbólica y femenina libre, que no se daba la voltereta en el statu quo como la del mayo del 68[14]. A esto se refieren las feministas de la Librería de Mujeres de Milán con el final del patriarcado, que ya anunciaban en 1996[15].
Como se ve, la política de las mujeres es tan genuinamente política que su eficacia no demora en dejarse ver, porque la verdadera política es relacional, de la relación sin fin[16], y, por lo mismo, mediada por las palabras sin jaula, abiertas a la riqueza significante de la lengua materna[17]. Leyendo a María-Milagros Rivera,[18] aprendí que los partidos políticos nacen en occidente contra los Salones de Las Preciosas, de los siglos XVII y XVIII, para eliminarlos e instalar el capitalismo y la modernidad. Los Salones de Las Preciosas basaban la política en la conversación mediada por mujeres a las que se les reconocía autoridad femenina[19]; las grandes damas habrían sus salones y algunas mediaban las conversaciones. Asistían algunos hombres que reconocían autoridad femenina también. Por el contrario, la política con poder tiene como medida el dinero y no la relación sin fin ni la palabra libre de jaulas, por esta razón, mata pueblos originarios, depreda la naturaleza, asesina ambientalistas, secuestra y prostituye a mujeres, niñas, niños, entre otras tantas atrocidades. Y usa el poder y la fuerza (de las armas, las instituciones, la prensa, la mafia, etc.). Y le siguen erróneamente llamando política.
¿Por qué, entonces, muchas mujeres feministas de este país aclaman que no tenemos ministra y creen que, con leyes y derechos que van atados a la política con poder, se nos hará justicia a las mujeres? No olvidemos que el derecho moderno se sustenta en el contrato social, que es el contrato sexual, según dice la imprescindible Carole Pateman[20]. Con otras palabras, el derecho moderno es un pacto masculino que se basa en encubrir la violencia física, sexual y simbólica en contra nuestra. Gracias a la jurista de la diferencia sexual, Lia Cigarini[21], sé que el orden simbólico de la madre[22] tiene que ver con la justicia y no con el Derecho, y si incide en el derecho es para hacer vacíos en la ley. Por ejemplo, el despenalizar el aborto en lugar de legislar sobre este, que tuvo un gran éxito en Italia hace algunas décadas atrás. Dice que la razón de despenalizar es que no se puede legislar sobre el cuerpo y la sexualidad de las mujeres. Con este sentido, precisamente, el orden simbólico de la madre podría incidir en el Derecho.
Las veces que se ha conseguido algo en el terreno de las leyes, favorable para nosotras, sigo inspirada en Cigarini, se ha debido a juristas y feministas que les dan valor social y simbólico a las mujeres y, por lo tanto, se valoran a sí mismas en su propio sentido libre de ser mujeres; dicho de otro modo, los resultados positivos en este terreno son una consecuencia de que el orden simbólico de la madre ha orientado sus acciones, con el máximo de autoridad y el mínimo de poder[23]. Sin embargo, por dar un ejemplo, he visto que los discursos de las feministas que participaban activamente, hasta antes de la pandemia, en el proceso para tener una nueva constitución, hacen el típico giro de androcentrismo renovado. En el escenario actual, ¿cómo se pretende alcanzar, al menos, una incidencia en el Derecho, favorable para nosotras, cuando la colonización de la vagina ha hecho lo suyo? [24]
La política de las mujeres, con su apuesta en lo simbólico, contribuye a que la violencia de tantos hombres contra las mujeres llegue a ser impensable[25], porque está restituyendo, constantemente, nuestro valor. Lo hace, lo hacemos, a través de las relaciones sin fin, la recuperación de genealogías femeninas libres, la escritura, las artes, las editoriales, los espacios autónomos feministas y no feministas de conversación entre mujeres, la práctica del affidamento[26], el reconocimiento de la autoridad materna, la pedagogía sexuada y no sexista, la sexualidad clitórica[27], etc. Le da existencia simbólica a la grandeza femenina y a la libertad femenina[28], a la idea de que el cuerpo de las mujeres y de las niñas es intocable e inviolable[29]; somos la medida del mundo y siempre está antes una mujer[30]. La política de las mujeres no comulga con la economía de la miseria femenina[31] que inunda los medios televisivos y periodísticos, que repleta la política con poder, el Ministerio de la Mujer y el lenguaje del Derecho.
Estamos “asistiendo”[32] –en gerundio o presente continuo– al final del patriarcado. Y en este “endo” van pasando cosas violentas y horribles que les pertenecen a los patriarcas y a sus seguidores/as, y otras buenas y promisorias que vienen de la política de las mujeres y la libertad femenina, de las y los jóvenes con conciencia, de quienes se conectan con el sentido profundo de las revueltas, de la gente consciente de la depredación del planeta, de algunos pocos hombres que se significan libres de patriarcado (ojalá sean cada vez más los que posean esta capacidad y sensibilidad excepcionales entre los de su sexo[33]), etc. El presente, al que estamos asistiendo, puede ser buen puerto para el cambio de civilización que la política de las mujeres encarna desde el último tercio del siglo XX.
Este cambio de civilización, como escuché en el seminario anual de primavera en Duoda[34] y como lo percibo, lleva el signo del orden simbólico de la madre, que se perdió y se dejó de ver y valorar durante la modernidad. El ejemplo más crudo de esta pérdida fue la aparición de los totalitarismos, llevados a cabo por almas masculinas congeladas, perturbadas por aplastar lo otro[35]. El orden simbólico de la madre es la apertura a lo otro diferente de mí y es la relación sin fin, por el gusto de estar en relación; es el uso de la palabra y no de la fuerza; la empatía y no el positivismo[36]. Lo necesitamos para cuidar la vida y sobrevivir a las condiciones impuestas por la pandemia, manipuladas por los gobiernos criminales para exterminar gente inocente. Sobrevivirlas y sobrellevarlas, sabiendo que la muerte está sentada cerca, sin que nada sea olvidado, porque la brecha que se ha abierto del todo en el presente[37] no tiene retorno. La política con poder es impotente ante esto. La política de las mujeres la ha suscitado y tiene respuestas. Me parece sensato ponerle atención, abrir los sentidos.
Santiago, 18 de junio de 2020
[1] Invitada por Juanita Chacón Snow al programa FTV En Cuarentena, del Diario la Quinta, Valparaíso, Chile.
[2] El Servicio Nacional de la Mujer (SERNAM) nace en la posdictadura como resultado de las demandas de las mujeres con doble militancia. La primera en dirigirlo fue una mujer del partido demócrata cristiano que no se declaraba feminista. Eran los inicios de los años noventa.
[3] La idea de la insensatez me la inspiró María-Milagros Rivera Garretas, leyendo alguno de sus numerosos textos. No recuerdo en cuál. Luego busqué el étimo de la palabra en el diccionario etimológico de Joan Corominas.
[4] Las autoras y obras que son imprescindibles para comprender esta visión, son:
Carla, Lonzi, “Mujer clitórica y mujer vaginal”, Escupamos sobre Hegel, Buenos Aires, Editorial La Pléyade, 1978.
María-Milagros, Rivera Garretas, “Carla Lonzi y otras. Los manifiestos de Rivolta Femminile. La revolución clitórica”. Disponible en http://www.ub.edu/duoda/bvid/text.php…, 2019a.
María-Milagros, Rivera Garretas, “El placer femenino es más importante que la república”. Disponible en http://www.mariamilagrosrivera.com/author/mariam15/, 2019b.
[5] El falo es la representación cultural del pene, dice María-Milagros Rivera.
[6] Ver María-Milagros, Rivera, Op. Cit., 2019a, 2019b.
[7] Ver María-Milagros, Rivera, “Las relaciones de semejanza”, Mujeres en relación. Feminismo 1970 – 2000, Barcelona, Icaria, 2001, pp. 41-53.
[8] María-Milagros, Rivera, Op. Cit., 2019a, 2019b.
[9] De María-Milagros Rivera aprendí a decir, con estas palabras, la verdad del absurdo de la igualdad de los sexos.
[10] De lealtades irreales que las mujeres profesan a los hombres, habla Virginia Woolf en su libro de 1938, Tres Guineas. Son irreales en tanto que Dios, la patria, la bandera, el marido son invenciones masculinas.
[11] Ginocidio es una expresión de Mary Daly para nombrar la matanza premeditada de mujeres. Hasta antes de leer el texto de Adriana Alonso Sámano, http://www.ub.edu/duoda/web/es/textos/10/259/, pensaba que el término pertenecía a Andrea Dworkin.
[12] Con las mayúsculas, María-Milagros Rivera se refiere a la Historia relatada desde la mirada androcéntrica, o sea, a la Historia que relata el conocimiento con poder.
[13] Expresión, junto a la política de las mujeres, que he leído, en María-Milagros Rivera. Las siento precisas y me hacen mucho sentido.
[14] Para comprender el femenino libre y la revolución simbólica de Carla Lonzi, ver María-Milagros, Rivera, Op. Cit., 2019a, 2019b.
[15] Ver Librería de Mujeres de Milán, El final del patriarcado. Ha ocurrido y no por casualidad, Barcelona, España, Librería Próleg, 1996.
[16] La relación sin fin es la que se basa en el gusto de estar en relación por estar en relación. La relación instrumental usa a la otra/o para lograr un propósito. Esta última se practica en la política con poder. Este descubrimiento es de María-Milagros Rivera. Ver María-Milagros, Rivera, “Educar en la libertad de la relación”, El amor es el signo. Educar como educan las madres, Madrid, Sabina, 2012, pp. 31-50.
[17] La lengua que aprendemos de la madre, o de quien ocupe su lugar, en la primerísima infancia. Ver Luisa, Muraro, El orden simbólico de la madre, Madrid, Editorial Horas y Horas, 1991.
[18] Ver María-Milagros Rivera, “La pandemia como oportunidad de entendimiento global”. Disponible en: http://www.ub.edu/duoda/web/es/textos/1/255/, 2020a.
[19] Autoridad del étimo augere que significa ‘hacer crecer, dar auge’, distinta del autoritarismo patriarcal. Ver Librería de Mujeres de Milán, No creas tener derechos. La generación de la libertad femenina en las ideas y vivencias de un grupo de mujeres, Madrid, Horas y Horas, 2004.
[20] Ver Carole, Pateman, El contrato sexual, Barcelona, Anthropos, 1995.
[21] Ver Lia, Cigarini, “Una revolución simbólica que cambia la civilización”. Disponible en: http://www.ub.edu/duoda/web/es/textos/1/249/, 2019.
[22] Luisa, Muraro, Op.Cit., 1991.
[23] Para esta gran idea, ver Vita, Cosentino, “Il massimo di autorità con il minimo di potere”, en Via Dogana, 4, 1992, pp. 5-6.
[24] Considero que es importante tener presente estas y otras reflexiones de la diferencia sexual sobre la justicia para aquella pendiente en este país, por las violaciones, violencias y muertes de mujeres y hombres, en manos de las fuerzas especiales del estado chileno, en las protestas del año pasado, entre otras.
[25] Ver María-Milagros, Rivera, “¿Es ya impensable la violencia masculina contra las mujeres?”. Disponible en: http://www.ub.edu/duoda/web/es/textos/10/222/, 2018.
[26] Ver, Librería de Mujeres de Milán, Op. Cit, 2004.
[27] Ver, Carla, Lonzi, Op. Cit., 1978; María-Milagros, Rivera, Op. Cit., 2019a, 2019b.
[28] Ver Lia, Cigarini, “Libertad relacional”, DUODA Revista d’ Estudis Feministes, 26, 2004, pp. 85-91.
[29] Ver el precioso texto de Adriana, Alonso Sámano, “Las mujeres y las niñas son sagradas, intocables e inviolables”. Disponible en: http://www.ub.edu/duoda/web/es/textos/10/259/, 2020.
[30] Para esta significativa idea del siempre antes, ver María-Milagros, Rivera, “La naturaleza se reivindica sobrenatural”. Disponible en: http://www.ub.edu/duoda/web/es/textos/1/252/, 2020b.
[31] En el relato televisivo y periodístico, dice María-Milagros Rivera, toda la miseria tiene rostro de mujer, sobre todo para fechas como el 8 de marzo o el 25 de noviembre. Sin embargo, la miseria no es de las mujeres, dice la autora, la miseria es masculina; son los hombres quienes generan la pobreza, violentan, violan y matan. Ellos son los patriarcas, los muertos vivientes, quienes tienen el alma congelada, petrificada de mediocridad. No son, el rostro de la miseria, las mujeres que han muerto en manos de los hombres; ellas son las que le hicieron resistencia al patriarca, de diversas maneras, también esquivándolo mientras pudieron. Es urgente detener el ginocidio del presente que lleva el rostro del patriarca del final del patriarcado, un rostro putrefacto.
[32] Así lo dijo Lia Cigarini en su texto “La relación dual en el movimiento de mujeres”, que preparó para el XV diálogo magistral de Duoda, el 20 de mayo del presente año.
[33] Hasta hace poco confiaba en que la sola libertad de las mujeres desmoronaría el dominio masculino. Leyendo a las pensadoras de la diferencia sexual, entiendo que también es muy necesario que los hombres tomen conciencia y signifiquen libremente su diferencia sexual masculina, para detener la violencia. Esto no quiere decir que las mujeres nos preocuparemos de la toma de conciencia de ellos, pero sí, en ciertos ámbitos, podemos influir en esto, por ejemplo, en el aula, las profesoras que trabajamos con grupos mixtos escolares o universitarios.
[34] El XXXI seminario público internacional, “Ser madre, ser hija. Experiencias de libertad femenina”, que se realizó on-line el 21 de mayo del presente año, al igual que el XV diálogo magistral. Para verlos por youtube: https://www.youtube.com/watch?v=owVACjMtGXA https://www.youtube.com/watch?v=wrwuRhw1D6c&t=92s
[35] Para comprender cómo y por qué el orden simbólico de la madre se pierde en la modernidad, ver María-Milagros, Rivera, La diferencia sexual en la historia, España, Universitat de Valencia, 2005.
[36] Lo digo por la obra doctoral de Edith Stein, Sobre el problema de la empatía, que publica en 1916, el mismo año que se publica la obra del positivismo lingüístico El curso de lingüística general de F. de Saussure. La empatía, dice María-Milagros Rivera, es un método de conocimiento que practicaban las brujas y que consiste en captar la conciencia o las sensaciones ajenas.
[37] Ver María-Milagros, Rivera, Op. Cit., 2020b.