Texto: Azucena Rangel | Edición: Tessa Galeana
“Ahora cada vez más entiendo las cosas y me defiendo más ante todo” – Ariana
Hablar de violencia de género, empoderamiento, estereotipos (de lo masculino y lo femenino), identidad de género e identidad de roles sexuales, regulacionismo, marketing de vientres de alquiler, borrado político de las mujeres, feministas antisexo y ternura antierótica, son términos que amplían el nivel teórico, generan análisis y reflexiones críticas.
“Las feministas no luchamos contra la biología y la naturaleza, sino contra la violencia y subordinación de la sociedad patriarcal sobre las mujeres” – Laura
Tanto a nivel conceptual, como histórico, se puede comprender la diferencia entre género y sexo, el momento en que estos conceptos pierden sus límites y se comienzan a utilizar eufemísticamente como sinónimos, generando un problema: nombrar mal y comenzar a nivel institucional y simbólico el borrado de las mujeres para englobar a “todes aquelles” que no se identifican con el sexo masculino heteronormado.
“Ningún feminismo invita a sexualizarnos” – Laura Lecuona
Haciendo la distinción entre el término “identidad de género” e “identidad de roles sexuales”, principalmente para diferenciar lo femenino y lo masculino de la feminidad y la masculinidad. Estos dos términos se refieren al “deber ser” de ambos sexos, es decir, al aprendizaje y la imposición de estereotipos que generacionalmente se reproducen. Si a ello sumamos un odio al propio cuerpo -creado y reafirmado por la sociedad de consumo-, se enfatiza la duda e incertidumbre sobre dicha identidad, creando una aspiración de transformarse en el estereotipo de lo bueno, lo correcto, lo único, aunque esto implique la autoginefilia.
“El feminismo no condena, cuestiona” – Monserrat P.
Un aspecto muy relevante de la agenda feminista es la abolición de la prostitución -no “putas”, no prostitutas y sí mujeres en prostitución-, y nunca su regulación. Esto es fundamental en el radicalismo, ya que no se busca mantener la subordinación de algunas, mientras otras viven sumidas en la opresión y en la dominación. Su regulación implicaría que el “putero”/ padrote sea considerado como un patrón, como un jefe que obtiene beneficios de forma legal de la explotación sexual y de la violación, dentro de un Estado que también obtendría ganancias de esta dolorosa cosificación de las mujeres.
Uno de los debates que generan mayor discusión, respecto a las mujeres y sus cuerpos, es la decisión de ellas sobre los mismos. Es fundamental poner en la mesa la necesidad de anular los vientres de alquiler, por cómo esto no responde a ninguna necesidad vital, y sí responde a un colonialismo, tomando el cuerpo como territorio de dominación listo para ser explotado, sin importar las consecuencias que pueda implicar este atroz acto para la salud de la mujer.
“No hay que usar eufemismos, hay que usar el lenguaje.” – Laura L.
La pornografía y la forma en que normaliza la violación, moldea nuestra cultura, es un acto -que nada tiene de romántico-, rebosante de violaciones grabadas, relacionadas con el poder y la dominación masculina mientras se cosifica a la mujer. Lamentablemente, el acceso a la pornografía es cada vez más fácil, a menores edad y educa cada vez más en la violencia, generando la validación de una “cultura” de violación.
Reflexiones durante el Programa de Estudios Feministas en LunaEPF.
#SomosLuna