Por Tessa Galeana
El acoso sexual en las Universidades cada vez se está visibilizando más, gracias a las estudiantes que están alzando la voz, que están saliendo del anonimato para poder evidenciar las prácticas machistas a las que someten los profesores a las alumnas. El abuso de poder y los privilegios con los que ellos saben que cuentan, han llevado al límite a las jóvenes, que en muchos casos, terminan siendo expulsadas y necesitan buscar espacios en donde sean escuchadas.
En la sociedad patriarcal importa más la trayectoria del profesor, que las violencias que pueda estar ejerciendo. Las autoridades estudiantiles, sin duda, fomentan el acoso sexual, porque sabemos muy bien que la neutralidad no existe en casos de violencia, es decir, si una autoridad dice que se investigará, porque dudan de la veracidad de los hechos, aún con pruebas en mano, en realidad están del lado de los agresores y solapando las acciones.
El caso más reciente que se ha hecho visible, es el de un entrenador en la Universidad IVES de Xalapa, Veracruz, quien sabiendo sus privilegios de hombre, le pide “su pack” a una joven de 17 años, con amenazas de sacarla del equipo si no accedía a enviarle las fotos que él le pedía.
El caso se denunció a través de redes sociales, a raíz de esto, las autoridades emiten un comunicado, que parece un actuar correcto, sin embargo, en su posicionamiento hay duda ante la veracidad de lo dicho por la alumna, de quien se mantiene en anonimato su identidad. Si bien es cierto, el entrenador fue suspendido de sus actividades, que en realidad es por mantener el nombre de la Universidad intacto, más no porque realmente estén entendiendo el caso.
En su comunicado se pueden leer las frases revictimizadoras y solapadoras como:
“…hasta el momento, hacia adentro de la institución NO EXISTE ALGUNA QUEJA FORMAL en contra de la persona citada y se ha tomado conocimiento de la situación a través de los comentarios publicados en redes sociales, IGNORANDO hasta el momento la identidad de la posible víctima.”
“…tomando como medida preventiva la decisión de separar, de manera provisional y SIN QUE ELLO IMPLIQUE PRESUNCIÓN DE CULPABILIDAD…”
“…la única autoridad facultada para establecer como autoridad jurídica que, una persona cometió algún delito es el Juez de lo Penal, mediante sentencia firme, fundada y motivada. En este sentido, solo el juzgador puede decir con pleno derecho que alguien es culpable o inocente del delito que se le impute; POR ELLO ES IMPORTANTE QUE LA ESCUELA NO PREJUZGUE PARA EVITAR ACTOS DE INJURÍAS.”
De manera incongruente, al finalizar su comunicado hacen referencia a que tienen cero tolerancia a conductas de acoso y dudo sepan que la cero tolerancia comienza precisamente con NO REVICTIMIZAR a la víctima y NO SOLAPAR las conductas de un acosador. Si existiera cero tolerancia, no les importaría más su imagen ante la sociedad y, como es debido, absorberían el caso sin tener que hacer creer que dudan de la veracidad de lo dicho por una alumna, que tiene pruebas del acoso, porque no hay “denuncia formal” y no les importaría si el entrenador es evidenciado por sus actos.
Todo esto pone en duda si realmente las autoridades escolares han tenido la apertura de escuchar a la víctima, de realmente escuchar a las jóvenes y tomar cartas en el asunto. Las alumnas, en muchas ocasiones, necesitan recurrir a las redes sociales, tomar acciones de denuncia alternas, pues las autoridades escolares no les creen, las expulsan, las someten a la revictimización y los profesores quedan intactos, en el mismo sitio, con la misma paga.
Las Universidades, están plagadas de profesores machistas, violadores, acosadores, hombres que saben sus privilegios y siguen ahí, usándolos a su antojo. Algunos solo son removidos de planteles, otros, permanecen en el mismo sitio, con impunidad e injusticia.
Las estudiantes seguirán evidenciando a sus agresores, en el sitio que sea y de la manera que sea posible, porque si las autoridades escolares se lavan las manos, encubren y defienden a agresores, entonces, es necesario alzar la voz y exigir que se les castigue.