Por Tessa Galeana
“Niña no se toque ahí”, así decían las señoras que veían a las niñas tocarse la vulva, de 2 o 3 años, que están en plena etapa de exploración, como si las niñas a esa edad se sexualizaran solas. Los prejuicios salían a flote cuando veían a las niñas tocarse los senos, de 5 o 6 años, intentando descubrir ese territorio que les pertenece, pero que las y los adultos no les quieren permitir explorar, como si fuera algo sucio.
La religión siempre indica que las mujeres no deben tener placer, pues solo sirven como incubadoras. Madres y padres prohibiendo a las niñas tocar su cuerpo, porque pareciera que no es de ellas, sino de las demás personas.

Historias de mujeres que indican que su exploración vino mucho después de haber tenido su primera relación sexual, sin conocer sus puntos de placer y dejando que el hombre “les hagan sentir placer”. Otras, a una edad adulta, a partir de que sintieron vacíos sexuales, poco placer y con la necesidad de satisfacerse a sí mismas.
Las mujeres podemos auto-explorar-nos, nos auto-conocemos. Sí, la masturbación femenina existe y nada tiene que ver con la pornografía, a nosotras no nos educa esa industria. A nosotras nos mueve reconocer nuestros puntos específicos que nos hacen sentir placer, además de que la masturbación es, por excelencia, el método que nos ayuda a aligerar los cólicos menstruales.
Debido a los estigmas religiosos que recaen en las mujeres, es lamentable que un porcentaje mínimo de mujeres, sepan realmente dónde se encuentra y que lo vean siquiera, pues no nos permiten mirarnos al espejo. Si hablamos de cifras, solo el 50% de las mujeres han visto su vulva y ubican dónde se encuentra su clítoris en diversas edades, mayormente, en edad adulta, una vez que se han relacionado con la temática y han entrado en pláticas con mujeres que hablan de ello.
La educación sexual, normalmente, se dirige hacia el uso del condón, es decir, hacia los hombres, en cómo el pene penetra la vagina o en cómo un espermatozoide fecunda un óvulo, pero jamás enfocan hacia el órgano femenino, muy ligeramente, abordan la menstruación.

Nunca se nos dice que el clítoris es el único órgano de placer puro, a través de él se puede llegar al clímax; este órgano tiene 8,000 terminaciones nerviosas, mide 10 centímetros, aunque solo 2 centímetros están visibles. Las mujeres podemos llegar al orgasmo con solo estimular el clítoris, sin necesidad de la penetración, ya que su única y genial función es el placer de las mujeres.
En esta era, en que las mujeres estamos reivindicando nuestro ser mujer, que estamos aprendiendo a exigir nuestros derechos, que sabemos que tenemos derecho a decidir, es que nos estamos enfocando a nuestro conocimiento propio, queremos romper con los adoctrinamientos que nos llevan a no “tocar-nos”, porque sabemos y entendemos que no estamos sucias, que no somos pervertidas, porque es nuestro deseo y derecho ubicar nuestro placer como un gozo, como algo que le quitaron a nuestras abuelas y madres.
Con un sistema religioso-patriarcal-capitalista, que nos dice que el único placer de nosotras es el hombre, nos hicieron relegar nuestro placer a alguien externo, sin saber que nuestra isla de placer está entre nuestras piernas y que nosotras, entre más lo reconozcamos, más lo estimulemos, sabremos cómo queremos y deseamos sentir placer.
Nos quitaron esa autonomía corporal, no nos dejaron acuerparnos, porque era más fácil hacernos creer que el falo es el único órgano que nos podía hacer sentir algo, sin embargo, los únicos que realmente sienten placer, son ellos, al menos cuando la mujer no ha reconocido su cuerpo y su placer propio.
Hay que permitir que las niñas, adolescentes, mujeres jóvenes, adultas y hasta las mujeres de la tercera edad exploren su cuerpo, que “se toquen”, que “sientan”, reconozcan, experimenten su propio placer, entendiendo las edades, no entrando en la temprana sexualización y tampoco creer que en la vejez ya no se siente nada.
Las mujeres merecemos placer, disfrutar de nuestra sexualidad personal, nos masturbamos porque sabemos que nuestro órgano de placer es nuestro, que está ahí para ser estimulado por nosotras mismas, que es único, de cada una, para una.
Así que ¡Más masturbación femenina y menos relegar nuestro placer a personas externas!
