REFLEXIONES FEMINISTAS

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La entrevista con Yordi Rosado

Yordi Rosado tiene una plataforma virtual donde realiza entrevistas a diversos personajes públicos en su canal de YouTube y a través de sus redes sociales, que sobra decir cuenta con millones de suscriptores y seguidores, por lo que es común que su contenido sea muy comentado constantemente. Como aquella entrevista que tuvo con Joaquín Cosío donde habló del abandono que atravesó durante su infancia, el espacio donde Danna Paola refirió que esquivó un intentó de violación a través de la sumisión química en España o el testimonio del secuestro de su ex colaborador y amigo Adal Ramones.

Por otro lado, llama la atención cómo en muchas de sus entrevistas las conversaciones que deberían darse socialmente, se quedan cortas ante lo que sus invitados depositan en su plataforma y sobre todo en las reacciones de Rosado. Por ejemplo durante el episodio de Michelle Vieth, donde relató su relación con Héctor Soberón, que dio inicio siendo ella menor de edad y finalizó con la difusión de contenido íntimo sin su consentimiento. Una conversación que Yordi entendió como una “experiencia de aprendizaje” para Michelle y no como testimonio de múltiples abusos y delitos graves en su contra.

Resalta también el constante interés en la vida sexual de sus invitadas, principalmente en sus primeras experiencias sexuales, siendo ellas adolescentes en la mayoría de los casos. Es incómodo ver la incomodidad de las mujeres a las que les lanza preguntas tipo “¿cuándo perdiste tu virginidad?” o “cuando se iban de gira, ¿se metían a sus cuartos para hacer cositas?” para clavarse un buen rato en ese tema que escucha casi babeando y retomarlo en cada oportunidad que tiene, como en los episodios con Dulce María o Martha Higareda. Claro, hay excepciones que responden a la dicotomía patriarcal “Madonna – Prostituta”, sabe con quién. En la entrevista con Martha Debayle, por ejemplo, no salió a flote la línea que parece ser obligatoria con sus invitadas.

Pero vayamos a lo “escandaloso”, anteriormente ya les había contado lo problemático de su entrevista con el proxeneta Alex Marín y también se viralizó la confesión de Roberto Palazuelos sobre haber asesinado a dos hombres tiempo atrás entre detalles sobre su acceso a armas de alto calibre, drogas y escoltas pertenecientes al ejército, entre otras chuladas que le costaron su intención a ser candidato para la gubernatura de Quintana Roo por el partido Movimiento Ciudadano. Existen otras que pasaron de largo, como la de Julio César Chávez hablando de su amistad con capos de la droga o Facundo dejando claro que apoyaría a su hijo si cometiera un feminicidio.

Agentes socializadores

Una de las creencias más problemáticas que existen, es asegurar que la formación de una persona reside en su seno familiar. Si bien no niego que es un factor importante para nuestra socialización, no es lo único ni lo que forma en su totalidad nuestra manera de ver y entender el mundo. De ahí surgen algunos de mis cuestionamientos y críticas a las llamada “crianza feminista” por ejemplo, donde me parece que de nuevo se deposita la responsabilidad en las mujeres de construir hombres que no respondan a la socialización masculina de la que están bombardeados y rodeados día a día desde el momento en que el ultrasonido lee a un niño. Y a nosotras, obviamente, también nos pasa en otro sentido. Pero ese es tema para luego, tal vez.

Lo que quiero exponer para irnos un poquito más al fondo de lo problemático con lo que se proyecta en las entrevistas de Yordi Rosado (porque es el tema de la nota) y en contraste con otros múltiples escenarios, es el hecho de que los medios de comunicación y entretenimiento tienen una gran potencia socializadora y ofrecen una ventana por la cual ver el mundo. Lo que vemos en una pantalla es un referente del modelo social: La forma en que Yordi aborda temas que legitiman la violencia, el acoso, la corrupción, la pedofilia, la violación y crímenes varios es la media en México.

Al problema de lo que sus invitados han confesado haber hecho, se suman las reacciones pasivas de Yordi donde escucha, ríe, justifica, expresa admiración y naturaliza lo comentado.

Luis de Ya No

Yordi recibió a Luis de Llano esta semana. Lo presentó entre miles de elogios, expresándole su profunda admiración y numerando sus éxitos. Hablaron sobre su infancia, su formación profesional y a partir del minuto 56 de la entrevista, de Llano decide contarle sobre su “relación” con Sasha Sokol. Para quien no lo sepa, daré contexto, Luis de Llano fue manager y creador de la banda Timbiriche y el proyecto de Vaselina. En ese entonces Sasha tenía 14 años y de Llano tenía 39. Analizar las relaciones de poder es clave para identificar un abuso en ellas, en este caso no sólo este hombre le triplicaba la edad una niña, sino que también era una figura de autoridad donde se posaba el futuro y desarrollo de la misma, una figura que suponía protección. No hace falta ser experto en nada para que sea evidente el grooming que pudo darse en ese escenario tan desequilibrado y ruín.

Yordi empezó a preguntarle cuáles eran los mejores atributos de cada uno de los integrantes de Timbiriche, el segundo nombre mencionado fue el de Sasha, con quien amplió su respuesta en comparativa a las otras personalidades para mencionar sus logros, atribuyéndoselos por haberla “descubierto” -como si fuera gracias a él y porque vio su potencial- que hoy sigue siendo una mujer exitosa y no por su talento, su trabajo y su dedicación.

Él declara que estuvo enamorado de una niña de 14 años, que “de pobrecita no tenía nada”, que buscaba una figura paterna y que le rompió el corazón al señor de casi 40 años que era en ese momento. Deja entrever una narrativa igual de vomitiva que la que se plantea en la película de “Lolita”, donde esta niña inteligentísima seduce a un adulto para sacar provecho hasta que “se desencanta” y lo deja. Dijo estar con ella unos seis meses, a lo que Yordi contesta con toda calma “ah, fue poco entonces”. Que quede claro: Ni seis meses, ni un año, ni una hora es tiempo aceptable para que un adulto esté de manera sexo-afectiva con una menor. Sasha se enteró de lo hablado y dio por primera vez en 33 años su testimonio en Twitter, reconociendo el abuso del que fue víctima.

No bastando con confesar que es un pederasta, también platicó sus experiencias en una zona roja de prostitución. Como cuando tenía unos 13 o 14 años, donde cuenta que pagó $25 para violar a una mujer en situación de prostitución, con su cría dormida a un lado que despertó y se puso a llorar, mientras el supuesto esposo de la mujer vigilaba por una ventana. Para de Llano y Yordi lo más trágico de este escenario fue el trabajo que le costó eyacular con tanta distracción. Esa fue su primera experiencia sexual.

Es común para muchos varones -especialmente de la generación de ese señor- acudir a mujeres en situación de prostitución como uno de los más aberrantes rituales de “iniciación” patriarcal. Donde abandonar la categoría de niño -donde se ama, respeta y depende de la primera mujer con la que tiene relación (su madre)- va de la mano con reconocer su poder y su posición en el sistema a través de la violencia que ejerce sobre las mujeres con las que se relacionará y así poder convertirse en un hombre.

“Al fin y al cabo ir de putas siempre fue en el patriarcado un ritual de iniciación de la masculinidad. La mayoría de las veces de la mano del padre. Cualquier hombre en el patriarcado debe demostrar que desprecia y utiliza a las mujeres para entrar al Club de los Elegidos como ´hombres de verdad´. Los que no lo hacen serán tachados de débiles, maricas, planchabragas… no merecedores del diploma de macho.”

– Amelia Tiganus, La revuelta de las putas (2021)

“Esa ya, esa ya, esa ya” expresaba de Llano mientras le contaba a Yordi que todas sus “conquistas” no se debían a su linda cara, mientras él le respondía que efectivamente, era el productor más importante de Televisa, reconociendo el desequilibrio de poder entre él y las mujeres de las que claramente abusó y que según sus palabras fueron muchas. Negó aceptar ofrecimientos de favores sexuales de niñas y mujeres para impulsar sus carreras haciendo muecas de desprecio. Queda claro que él tenía que elegirlas, no que se las ofrecieran, como buen depredador y hombre que comprende a las mujeres como objetos que poseer, trofeos que presumir y pedazos de carne que consumir. La entrevista no tiene desperdicio si lo que se busca es escuchar un discurso de odio explícito hacia las mujeres.

La… ¿disculpa?

Después del backlash que recibió Yordi Rosado por ese aberrante episodio, subió un video titulado “Sobre la entrevista de Luis de Llano donde habla de Sasha”, donde dice que quiere comentar varias cosas: 1. Que respeta muchísimo lo que hizo Sasha, que es importante y un tema serio que todos debemos tomar en cuenta y comentar. Atención que jamás menciona cuál es el tema serio ni qué fue lo que Sasha hizo. 2: Que le han pedido bajar la entrevista y no lo hará (y al parecer lo seguirá monetizando, por cierto), porque el objetivo es presentar entrevistas francas y reales, porque estamos acostumbrados a conocer a los artistas en su etapa profesional pero que él ha buscado que se les conozca como personas: “sus historias, sus éxitos, sus claves, sus errores… en fin”. Afirma con eso podemos hacer catarsis, espejearnos (¿o espejearse él?), reírnos y divertirnos (¡¿?!). Que para lograr esto él tiene que ser imparcial (quien es imparcial ante la violencia…) y ofrecer una entrevista donde él no pueda (¿o quiera?) juzgar a sus invitados y que cada quien como audiencia podrá tener sus opiniones, pero que él sólo sirve como un medio y que él no busca indagar de más (como cuando de obsesiona por saber la vida sexual de sus invitadas durante la adolescencia, ajá) y que al final lo importante son los resultados de la entrevista, atribuyéndose como éxito el que exista una conversación entorno al abuso sexual infantil por solapar a un pederasta y low key llamando a todo esto “un error” de Luis de Llano del que se puede aprender algo.

¿Hay que “matar al mensajero”?

Mucho he leído que cuestionar o hacer crítica de las múltiples ocasiones en que Yordi ha escuchado entre risas, aplausos y bromas a personas con capital social, económico y político haciendo declaraciones aterradoras con la tranquilidad que les da la impunidad, es como si se le culpara de haber hecho lo que hicieron ellos. Y no, no va por ahí, va del hecho de que no se le mueve un pelo y en muchas ocasiones hasta le parece simpático y lo celebra en una plataforma con millones de personas viéndolo. Personas que por alguna razón lo admiran y consumen el mensaje de que todo lo que les conté anteriormente es normal, porque “somos humanos y cometemos errores” o “somos chavos y vivimos locuras a veces”. Personas que socializan su contenido.

Tener una gran plataforma viene con una gran responsabilidad y lo sabré yo, a diferencia de Yordi, yo no tengo ni la cantidad de seguidores que tiene, ni las tablas, ni la experiencia en medios que él debería tener: Produjo y escribió en uno de los programas más vistos de México en todos los tiempos (Otro Rollo), publicó quién sabe cuántos libros dirigidos a niños, adolescentes y sus padres que aborda temas sobre drogas, sexualidad, relaciones y el cuerpo, que dicho sea de paso es preocupante que se plantee como educador sexual viendo cómo entiende la sexualidad, sobre todo en esas etapas y siendo un testigo silencioso cuando escucha sobre abusos. No conozco toda su trayectoria, pero novato no es, ingenuo tampoco. Dejemos de pensar que una persona que claramente tiene los medios y recursos para educarse, la caga porque no sabe. No es así.

Esto es una radiografía de cuerpo completo de la sociedad mexicana: El estado de impunidad en que vivimos, donde una persona puede pararse frente a una cámara y vanagloriarse de cualquier cualquier cantidad de delitos sin que pase nada, que eso es ser chingón y como audiencia, lo acomodados que estamos en la violencia, porque lo vemos y pensamos que es entretenimiento.

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