Por Azucena Rangel.
Durante los módulos que hemos vivido en esta segunda generación de Luna, hemos analizado aspectos teóricos, históricos y conceptuales del feminismo. Sin embargo, la ruta actual, donde caminamos día a día, también requiere una mirada detenida pues es fundamental para la construcción de un feminismo fuerte a todos los niveles. La perspectiva de Arussi en este contexto es realmente relevante.
¿Todas somos feministas?
Autoasumirse feminista debería implicar un conocimiento de lo que significa esta causa, no hacerlo puede conllevar riesgos, tales como considerarlo esencialmente un movimiento por la individualidad y el respeto a las decisiones personales, intentar transformar el fin último del (un) feminismo se transforme en muchos, apolitizados, desconocedores de la agenda, de sus causas y faltos de teoría, lo que basado en palabras de Amelia Valcárcel sería conceptualizar mal y, por ende, politizar mal.
Ante este contexto, recuperar nuestra genealogía, afirmar nuestro piso político, salir de la descontextualización y tergiversación se vuelven el abrigo en la lluvia: se convierten en herramientas esenciales de la lucha feminista actual.
¿El problema actual? Tener una perspectiva individualista que nos lleve a pensar que el feminismo es hacer lo que quiero, sorora y ciegamente apoyada por las demás. Si la postura de la otra es contraria a lo que “libremente piensas y vives”, entonces ella es mala feminista, aún a pesar de que nuestras acciones estén encaminadas de forma apolítica y sin conocimiento.
Las reflexiones de la sesión, nos llevaron a comprender cómo el patriarcado mismo ha entrado al movimiento feminista, personificado por mujeres que reproducen el patrón antagónico al movimiento, mermando así la lucha desde adentro y buscando destruirlo desde su mismo espacio. El análisis nos llevó a comprender y mapear con qué factores nos podemos ver influenciadas en nuestro propio camino: el patriarcado, el neopatriarcado y el patriarcado que nos habita. Saber, comprender y analizar-nos con esta lógica, abre la perspectiva y permite ver esquemáticamente cuáles son esas barreras que intrínsecamente -por nuestra educación, socialización y más-, están presentes en nuestro proceso de deconstrucción.
La invitación a reflexionar está abierta y está aquí: si bien cada una tiene su proceso, más rápido o lento, complejo o doloroso ¿hasta qué punto es nuestro proceso y hasta qué otro es desinterés o apatía y falta de compromiso con el feminismo? Estas preguntas son esenciales, pues de manera personal nos permiten analizarnos, cuestionarnos la posición que tomamos en la lucha desde nuestra cotidianeidad y, sobre todo, nuestra responsabilidad.
Vayamos al bien mayor
“El feminismo no es un concurso de popularidad, no va del reconocimiento externo; y pareciera que muchas veces caemos en la validación externa, y es lógico dada nuestra socialización basada siempre en los criterios de las otras personas”
Arussi Unda
Pensar en “el bien mayor” debe considerar salir de las discusiones banales, de los reclamos estériles en aras de enfocarse en las necesidades tangibles de aquellas que sufren con fuerza los estragos del mandato patriarcal. Ello a la vez implica la necesidad de dejar de romantizar el feminismo (una lucha importantísima en los últimos 3 siglos), de construirlo como una hermandad absoluta -que no necesariamente es así-, cuando en realidad implica saber construir desde la diversidad.
Al mismo tiempo, esto conlleva situaciones como hablar de temas que confrontan, que generan incomodidades y molestia porque se trata de afrontar las realidades, de salir de la burbuja de privilegios y evitar que estos nublen la empatía e invisibilicen las situaciones dolorosas y complejas que las mujeres viven y, traen como yugo desde hace siglos, lo cual es bastante complejo y difícil en el panorama de hoy día.
“Quitémonos de encima el velo de que el feminismo es un lugar de validación”
Arussi Unda
En el feminismo se trata mucho de confiar en la otra (en las otras), porque a todas nos atraviesan las mismas opresiones; entonces, cabe confiar que las cosas que se dicen son desde el mejor lugar. Si confiamos en nosotras, fomentamos el hablar entre todas y de esta manera podemos empezar a organizarnos.
Desde este punto, todo lo demás viene por consecuencia, pero mientras el movimiento esté tan fracturado, como hoy lo está y, con la desconfianza que han logrado insertar entre nosotras, difícilmente lograremos avanzar en aras de un bien mayor para nuestro sexo, para las mujeres.
Ética feminista
Desde la experiencia que Arussi ha atravesado como integrante y vocera de la Colectiva “Las Brujas del Mar”, escuchamos a las voces que han sido tachadas por su resistencia, convicción y rebeldía, desde la violencia, el escrache y la “cultura de la cancelación”. Es desde este enfoque que ahondamos en la importancia del trato y críticas de manera sana, no se trata de crítica destructiva que nada aporta.
Sin embargo, esta misma ética implica ser corresponsables de lo que leemos, con lo que empatizamos y de la definición misma de nuestro piso político, lo que trae en consecuencia la necesidad de cuestionarnos, investigar más allá y analizar todo lo que escuchas, buscando además, desde dentro del feminismo, los espacios seguros para construir una colaboración y un crecimiento no estéril.
“Hay ‘caballos de Troya’, desde el feminismo, para fracturar al movimiento desde adentro, generando separación, confrontación, por cuestiones meramente absurdas. Evitemos estos puntos y construyamos juntas desde los espacios seguros”.
Herramientas en la lucha
Todas las alumnas de esta generación participaron y nos brindaron su experiencia en torno a cómo cada una está creciendo en el feminismo y qué está construyendo desde su día a día, para fortalecerse y afirmarse individualmente, pero también en la colectividad, haciendo comunidad y creando una red de apoyo más nutrida entre vecinas, entre estudiantes, entre mujeres, fortaleciéndonos al estar unidas. Las experiencias aportadas por parte de todas las alumnas son valiosas, siendo personas en lo individual o siendo entes colectivos, pues nos hablan de un cambio que va avanzando y que -esperamos-, no se detenga más.
“Todas las acciones suman, no todas las acciones necesitan ser enormes, pero es clave empezar a hacer realidad un mundo con nosotras y para nosotras, no dejar de imaginarlo y trabajar para crearlo”.