Una sociedad que ama odiar a las mujeres
Estos últimos meses trajeron consigo múltiples temas de, algo así como conversaciones, que encendieron las redes sociales. Con personajes distintos, protagonizando diferentes episodios en diversos contextos pero compartiendo algo en común: Todo, absolutamente todo, puede ser un buen motivo para expresar odio hacia una mujer sin el menor inconveniente.
Me he retrasado algo en las entradas, lo lamento, así que me iré por partes.
Los Oscars 2022
En marzo se llevó a cabo la 94 edición de la entrega de estos premios que, hasta este año, parecían estar destinados a la irrelevancia y a menos que vivan bajo una piedra, la historia ya nos la sabemos: Chris Rock hizo un chiste de mal gusto sobre Jada Pinkett y su esposo, Will Smith, subió al escenario a abofetearlo. Después gritó, ganó un Oscar, lloró… ya sabemos todo el show.
La situación fue lo que pasó después. Jada declara que ella no pidió ser defendida y calificó el comportamiento de Will como exagerado, deslindándose de lo ocurrido. ¡Alta traición! ¿Cómo es posible que no asuma algo que ella no pidió y no hizo, que tenga su propia opinión sobre lo ocurrido? Su declaración fue suficiente para que desde entonces hasta la fecha, de alguna manera, Will Smith coja el papel de víctima y ella sea de lo peor.

Algo curioso es que Jada fue la afectada por el chiste -ese que los defensores del bofetón decían que era suficientemente ofensivo para justificar violencia física y que aquellos en contra del bofetón decían que Will debió reaccionar de otra forma reconociendo que fue de mal gusto- y la cosa aquí es que nunca se trató de ella como persona, sino como una especie de ente que manipula las acciones de un hombre.
El “chiste” de la alopecia se queda corto con todo lo que han dicho de Jada a partir de esa declaración -irónico que el problema inicial haya sido insultarla públicamente- ya que sin ofender ni violentar a nadie, ha pasado a ser la villana de la historia.
El triángulo ¿amoroso? del momento
Esta es otra que ya nos sabemos, Kim Kardashian termina con Kanye West e inicia una relación con Pete Davidson. Kanye decide hostigar, amenazar, incitar al acoso y exponer a Kim por el hecho de rehacer su vida con otra pareja.
Kim se ha esforzado bastante en no ser una “mala mujer” y aquí surge el contraste con Jada, pero va del mismo fondo. La sociedad no se ha volcado masivamente contra ella en esta situación específica porque está soportando, quedándose callada y solo habla maravillas del padre de sus hijos a pesar de todo cuando le preguntan sobre el tema, como lo haría cualquier “buena mujer”.

Lo que pasa de largo es cómo ese hombre lleva mucho tiempo siendo explícitamente violento con ella, a ojos de una enorme audiencia y no pasa nada. Todos estas intensas diatribas terminan siendo la nota del día en una plataforma de chismes del espectáculo, a la gente parecía intrigarle más qué es lo que Pete Davidson tenía que decir al respecto que el hecho de que Kanye es un agresor de mujeres, como todo lo que le hizo a su ex pareja, Amber Rose. Y no, la misoginia no es un rasgo característico de la bipolaridad.
Depp vs Heard
Johnny Depp llevó al juicio más mediático de los últimos tiempos a su ex esposa, Amber Heard, debido a un artículo escrito por ella para Washington Post, donde hablaba sobre sus experiencias como víctima de violencia doméstica. El caso aún no va ni a la mitad y todavía sin veredicto, la opinión popular ha decidido que Depp es la verdadera víctima.
Sin ánimos de entrar en el debate de lo que él dijo y ella dijo o de hablar de todas las cosas tan perturbantes que se han expuesto en los últimos días sobre esa relación, me limitaré a hablar de los simples mortales que vemos este decadente circo y cómo escuchar que un hombre aceptó haber enviado textos expresando deseos de asesinar, quemar y violar el cuerpo inerte de su pareja para después dejarla podrirse en la cajuela de un Toyota provoca reacciones tipo: Jajaja, un Toyota.

Creo que pueden existir muchas verdades simultáneas, así como creo que las mujeres estamos obligadas a ser víctimas perfectas para que se nos tenga, por lo menos, el beneficio de la duda. Me he mantenido al margen de este tema en particular porque como mujer que vivió múltiples episodios de violencia en pareja y como sobreviviente de abuso psicopático narcisista, los testimonios que se comparten en este caso me llevan a recuerdos muy dolorosos, me detonan bastante.
Pero no dejo pasar el hecho de que existió un juicio previo hace un par de años, por los mismos motivos y pedido por Depp en Reino Unido. Aún cuando lo perdió, se juntaba gente a llevarle flores y expresarle apoyo. Esto no se vio con Amber, que ahora ha contratado personal de seguridad 24/7 por las amenazas de muerte y las agresiones que recibe afuera de los tribunales, ni hablar de lo que ocurre en línea a nivel mundial.
Y aunque la moneda esté en el aire por cuanto hace a la resolución del juicio, me parece que ambas partes han ventilado muchas situaciones que los perjudican mutuamente y desde un punto de vista moral y social, creo que ninguno resultará inocente o vencedor a fin de cuentas.
Las amigas de Debanhi
El feminicidio de Debanhi estremeció a México, viene al caso porque desde que no se tenía información de su paradero y durante esos 16 días de búsqueda, sus amigas fueron y siguen siendo tema de conversación. Señaladas principalmente como las culpables de lo ocurrido: El peor enemigo de una mujer es otra mujer, en este caso, esas malas amigas responsables de su desaparición y su muerte.
Rápidamente salieron nombres, perfiles e información personal de las chicas de 18 años que salieron de fiesta y ante una aparente discusión, se separaron de Debanhi enviándole un taxi que consideraban seguro para que volviera a casa. El acoso y las amenazas masivas no se hicieron esperar, donde incluso se fueron contra chicas que ni siquiera estuvieron con ellas ese día.

En las últimas investigaciones se obtuvo un video donde puede verse que el conductor que enviaron sus amigas, tocó su pecho sin su consentimiento y esa presuntamente fue la razón por la que decidió bajarse de la unidad, sola y en medio de la carretera, donde él tomó esa foto que dio la vuelta al país entero.
Las autoridades detuvieron a este sujeto para interrogarlo dejándolo libre ese mismo día y aún cuando el acoso y abuso sexual está tipificado como delito, él nunca estuvo en el centro del escarnio social, incluso recientemente han querido lavarle la cara en un programa de Info7 donde niega las pruebas de la agresión sexual y cambia la narrativa insinuando que Debanhi estaba drogada, mientras se siembra la nota de que era “scort”. Parece que necesitan que sea una mala mujer.
No sobra decir que más allá de esta tragedia, queda de lado el hecho de que los gobiernos en sus tres poderes y con sus respectivos cuerpos que debieran ser de seguridad, así como la sociedad en general, han y hemos sido incapaces de salvaguardar la vida de las mujeres y las niñas en este país. Una discusión entre chicas de 18 años no tendría que representar un peligro de muerte. Lo que no se quiere ver al responsabilizarlas a ellas es a los verdaderos responsables, que tampoco se limitan a quienes la privaron de su libertad y su vida. México es un Estado fallido.
Lo que pasa con las “malas mujeres”
En esta sociedad basta muy poco para que a una mujer se le califique como “mala” y cuando esto ocurre difícilmente hay vuelta atrás, pues se abre una puerta a la violencia machista que es justificada porque “se lo merece por ser mala” y así todo lo que le caiga encima tiene motivo y razón, no hay por qué defenderla.
La dinamitación social de una mujer usualmente es la herramienta de castigo patriarcal por excelencia, acabar con la reputación de una mujer permite que se le violente sin consecuencias y por ende, que se pueda ser explícitamente misógino sin ser señalado. Se vale despreciar, insultar, acosar, agredir de cualquier forma y sin un ápice de piedad a una mujer que ha sido mala.

Esa furia desproporcionada hacia Jada Pinkett o Amber Heard, no la hemos visto contra hombres que a todas luces han sido violentos, que han hecho el mal, por ejemplo con el mismo Kanye West del que hablé previamente o con uno de los mejores amigos de Depp, Marilyn Manson, que ha sido acusado de ejercer una violencia horrorosa contra por lo menos once mujeres.
Y es que no se trata de justicia social sino de la obediencia de las mujeres y la coacción a alienarse al sistema patriarcal, sabemos lo que pasa al salirse de la raya, sabemos lo que implica hacer una denuncia, poner límites o decir que no… cometer un error; pero también hemos descubierto que someternos al sistema no nos exime de la violencia machista y por eso cada día somos más las que estamos dispuestas a pagar el precio de ser “malas”.
“El feminismo requiere precisamente lo que el patriarcado destruye en las mujeres: Una valentía impecable para enfrentarse al poder masculino”
Andrea Dworkin
Con esto no digo que no existan mujeres violentas, malvadas o crueles -el feminismo no insinúa esto tampoco- lo que sí señalo es que ni por asomo la consecuencia a la maldad de los hombres, aún así sea reiterada y comprobable, es equiparable a la mera sospecha de que una mujer haya hecho algo mal y poder verlo con claridad, poder denunciarlo, no abrir esta puerta a la violencia ni abonar al linchamiento público de otra mujer, es parte de nuestra formación política como feministas.